23 febrero, 2007

Escritos del pasado

Sinceros párrafos de devoción y ese placer insólito por su trazo, tanto tiempo derramado en el obrar que sin recompensa tangible tuvo que divagar por su cauce como sin nombre. Tiempo invertido en alienación para decaer en esfuerzo y amedrentarme ante el aliento.

Resignado en exceso ocultaba el sentir y cubría de oscuro lo real, en llamas crecientes fundía el sueño estéril que atosiga, de a poco desinfectaba el espíritu dejando solo lo lúcido.

Pero toda pretensión fue vana, no es posible desasir del alma lo que está incrustado tan fuerte.

17/08/99

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