05 marzo, 2007

Ciclo

Otro día igual a otro, sin sobresaltos y con afán de deprimirme un poco.

Desayuno lo mismo de otros días o por lo menos lo mismo de ayer, aunque hoy me demoro más en decidirme, siempre pierdo una gran cantidad de tiempo mirando el menú, si lo contabilizará sería equivalente al tiempo que pierde la gente rezando.
Empiezo a laborar deseando pensar, pensar en cosas tristes para estar triste, pensar en que debería ser Lunes para estar más triste y escuchar algo que me deprima. Es viernes pero que importa, cualquier día es apto para sentirse mal, aunque el mejor es el Lunes.

Asisto a clases de otro idioma para salir mentalmente del país, para perpetrar mi plan de abstracción e inventarme otra vida, una vida en turco, una vida en portugués. Luego sin pensarlo mucho camino de regreso a casa bajo mi propio riesgo porque escuché que “hoy es día de ladrones”, pero por suerte todo transcurre normalmente o tal vez por ser su día, los ladrones se tomaron un descanso.
Antes de llegar a casa telefoneo a la princesa y como es de esperarse hace su aporte voluntario e incondicional a mi depresión.

A punto de quedar dormido suena el teléfono, llamada real, la princesa reafirma sus intenciones hurgando en la herida, ya estoy lo suficientemente mal, es momento de escribir:

Otro día igual a otro, sin sobresaltos y con afán de deprimirme un poco [...]

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